Es muy común, cuando se habla de contaminación en el transporte, que nuestra cabeza tienda a pensar en los gases o emisiones que los motores por combustión esparcen al medio ambiente. Un problema que, sin duda, ha sido incrementado por el auge de los servicios de última milla. Unos servicios que ponen en movimiento diariamente a cientos o miles de vehículos en ciudades de todo el mundo. Para atajar esta problemática han llegado las nuevas alternativas de vehículos, eléctricos, innovadores y sostenibles. Pero también para solucionar otro gran quebradero de cabeza, especialmente en zonas urbanas: el ruido.
La contaminación acústica llega a ser tan problemática como la contaminación por emisiones de gases perjudiciales, pues también supone un grave riesgo para la salud de las personas y para el entorno. Este tipo de contaminación, provocada por un exceso de sonidos en el ambiente, es en gran parte culpable de trastornos como el estrés, la pérdida de audición o el insomnio. Y la acumulación de vehículos en las calles o carreteras de una ciudad no hace más que incrementar este ruido.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la contaminación acústica es el segundo factor ambiental más dañino para la salud en Europa, únicamente precedido por una mala calidad del aire. Y es que el ruido tiene prácticamente el mismo impacto en la salud que la contaminación atmosférica química. Además, como decimos, no únicamente afecta a la salud de las personas. La contaminación acústica tiene su impacto negativo también en la fauna del entorno. Y es que muchos animales dependen del sonido para, desde comunicarse hasta encontrar alimento.
La reducción de la contaminación acústica, reto de la última milla
Lograr una movilidad sostenible es el objetivo que la última milla ha de marcarse. Y, para ello, es necesario tener en cuenta tanto los gases contaminantes que nuestras flotas de vehículos emiten como el ruido que provocan. Es imprescindible comprender que este proceso por el que se hacen llegar nuestros productos a los consumidores finales es una fuente importante de contaminación acústica, especialmente en áreas urbanas. Así, los negocios deben buscar soluciones tecnológicas para reducir la contaminación acústica provocada por sus flotas de vehículos con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas y reducir el impacto ambiental negativo.
Vehículos eléctricos y contaminación acústica
La solución más eficiente y sostenible para evitar contribuir a este tipo de contaminación en el sector delivery, así como a la emisión de gases perjudiciales, es apostar por vehículos como bicicletas o triciclos de carga con pedaleo asistido o vehículos eléctricos en general. Estos son vehículos silenciosos que funcionan por combustión interna y que reducen en muy alta medida los ruidos en áreas urbanas e interurbanas. Sin el sonido de la combustión, la contaminación acústica desaparece.
Además, para que su ausencia de ruido no cause ningún perjuicio, este tipo de transportes pueden incorporar avanzadas tecnologías a modo de alertas para advertir de su presencia a peatones, sobre todo a personas con discapacidad visual. De esta forma, los vehículos eléctricos son sostenibles y seguros para todos.
Tecnologías para reducir el ruido
Existen muchas opciones para reducir aún más la contaminación acústica que provocan los vehículos. Por ejemplo, los neumáticos de bajo ruido, sistemas de aislamiento acústico para carrocerías de vehículos… Pero también existen muchos tipos de vehículos que no generan ningún tipo de contaminación acústica. Transportes perfectamente compatibles con los servicios de última milla logística, como pueden ser las bicicletas o los triciclos de carga con pedaleo asistido. Esto sin mencionar los triciclos, cuadriciclos, motocicletas o furgonetas 100% eléctricas.
Escoge los vehículos que mejor se adapten a tu negocio, tus productos y tus rutas de entre la amplia variedad que hoy en día puede encontrarse en el mercado. Escoge un vehículo sostenible y comienza a recoger los resultados de ofrecer un servicio de calidad y, al mismo tiempo, sostenible y socialmente responsable.