La temporada de festivales musicales está a las puertas. Localidades de toda la geografía española se preparan para celebrar masivos eventos con los que, nuevamente, resaltarán en el mapa. Y es que miles y miles de personas acuden cada año a este tipo de fiestas en las que todo gira alrededor de la música. No hay género musical que se resista a un buen festival, ni fans que se resistan a ver a sus grupos preferidos en un ambiente tan emocionante y comunitario como lo es el festivalero.
Por ello, porque son muchas las esperanzas depositadas en estas celebraciones -tanto de las localidades en las que se celebran o los grupos que participan como de las personas que asisten-, nada puede dejarse al azar. Todo debe estar perfecto para ofrecer los mejores shows, garantizar la seguridad de todo aquel que haya acudido a vivir la experiencia y asegurar que todo funciona correctamente. Y hacer esto en un festival no es nada sencillo. Un festival supone un gran desafío logístico para sus organizadores.
Necesidades especiales y particularidades de movimiento
Montar un festival de música es una tarea ardua por todo lo que implica. No cabe duda de que el resultado suele ser maravilloso y de que la felicidad que en ellos se respira es poco comparable a otras experiencias. No obstante, conseguir algo así no sería posible sin un intenso trabajo -previo, durante y posterior- que, muchas veces, está invisibilizado. Los organizadores de estos eventos tienen que gestionar grandes cantidades de personal y equipos, facilitar su movilidad, garantizar su seguridad… Por no hablar de toda la infraestructura que ha de montarse, muchas veces en lugares remotos o en condiciones climáticas adversas.
Es un sector con muchas necesidades especiales, especialmente en lo que respecta a la movilidad del personal por los amplios recintos que conforman el espacio del festival. Y es que, que las personas que trabajan en estos eventos se muevan de forma rápida y segura por el recinto es indispensable para su correcto desarrollo. Desde el área de descanso al área de escenarios, desde los aseos o duchas hasta los puestos de restauración y barras, desde las carpas hasta los camerinos de los artistas… Son muchos y muy diversos los espacios que se gestionan en una celebración de estas características y, como no puede ser de otra manera, la cantidad de personas que se necesitan trabajando para que todo funcione es ingente.
Asimismo, la movilidad no debe entorpecer la experiencia de quienes acuden a disfrutar del festival. Tiene que estar ahí pero ha de ser invisible. Y, por si no fuera ya suficiente el desafío, ha de atender a unos horarios excepcionalmente amplios. Por motivos obvios, los festivales pueden alargar sus jornadas hasta casi empalmarlas a las siguientes. De esta manera, la movilidad en el evento debe estar constantemente operativa. Y también debe atender a las necesidades de los grupos que forman el cartel del festival.
Soluciones de vehículos para festivales: ventajas
Los vehículos que vayan a utilizarse para el movimiento del personal dentro del recinto del festival han de ajustarse a sus necesidades particulares. Además de dar respuesta al movimiento del personal han de cumplir una serie de requisitos para hacerlos eficientes, económica y operativamente hablando. Han de estar pensados para desplazamientos relativamente cortos, para poder acceder con ellos a espacios estrechos, evitando así congestiones… Y deben ser sostenibles, no únicamente por el ahorro que ello supone para la organización, sino también por la gran cantidad de personas que se agolparán en el recinto y respirarán un aire que no debiera estar contaminado. Y, por supuesto, por respetar el entorno en el que se celebra el evento, muchas veces en plena naturaleza.
De este modo, optar por vehículos como bicicletas -con mochila o baúl-, triciclos de carga con pedaleo asistido o eléctricos como motocicletas, triciclos, cuadriciclos o incluso furgonetas compactas es una alternativa más que ideal para el movimiento del personal antes, durante y después de la celebración del festival. Unos vehículos idóneos tanto para el movimiento del personal por el recinto como para el transporte de equipos y todo tipo de artículos necesarios durante su transcurso: desde comida o artículos de aseo hasta instrumentos, cámaras o materiales técnicos.
En especial, el uso de bicicletas eléctricas como la LITTIUM IBIZA aporta grandes ventajas al desarrollo logístico de un evento de estas características: es respetuosa con el medio ambiente, no contamina, no genera ruidos molestos, ofrece costes operativos muy reducidos, es ideal para las distancias cortas, es cómoda y segura para el trabajador, accede a todo tipo de espacios… En definitiva, una opción TOP para no entorpecer el buen rollo del festival.
Todo ello sin olvidar la imagen comprometida con la sostenibilidad que el uso de este tipo de vehículos lanza al mundo sobre el festival. ¡Muy a tener en cuenta en un momento en el que la responsabilidad social corporativa se valora enormemente! Y en una época de gran conciencia ambiental, sobre todo entre el público joven (mayoritario en este tipo de eventos).
