La transición de las flotas comerciales hacia vehículos eléctricos es una tendencia en crecimiento impulsada tanto por el deseo de reducir las emisiones de carbono como por disminuir los gastos operativos. Y uno de los factores más significativos en esta ecuación es el coste de mantenimiento asociado a los vehículos eléctricos en comparación con sus contrapartes diésel o gasolina. ¿Quieres saber más sobre estos gastos en ambos tipos de vehículos? ¡Te explicamos!
La diferencia que existe entre los costes de mantenimiento de vehículos eléctricos y de vehículos de combustible fósil juega un papel crucial en la decisión de muchas empresas a la hora de configurar su flota comercial. Y lo cierto es que, recientemente, la balanza se inclina más hacia el lado de la movilidad sostenible. Un hecho que tiene su fundamento en que el mantenimiento de los motores eléctricos es más sencillo.
Por ejemplo, los vehículos eléctricos tienen menos partes móviles en su motor en comparación con los motores de combustión interna, es decir, tienen menos componentes que pueden desgastarse o fallar, reduciendo la frecuencia y el coste de las reparaciones y el mantenimiento general. Y otro ejemplo: los vehículos eléctricos no requieren cambios de aceite, una de las tareas de mantenimiento más comunes y costosas en los vehículos de combustión.
Mantenimiento de vehículos por combustión interna
Los vehículos con motor de combustión interna han sido durante mucho tiempo la columna vertebral de las flotas comerciales, conocidos por su durabilidad y eficiencia en largas distancias. Sin embargo, el mantenimiento de estos vehículos puede ser costoso debido a varios factores:
- Componentes mecánicos complejos: estos motores cuentan con más partes móviles que los eléctricos, por lo que requieren un mantenimiento regular, incluyendo filtros de combustible, bombas de inyección y sistemas de escape especiales para controlar emisiones. Además de que una vez que su vida útil finalice, es necesario echar mano de recambios. A diferencia del motor de combustión interna, que puede incluir alrededor de 30.000 piezas distintas, un motor eléctrico simplifica su complejidad reduciendo el número de componentes necesarios en más de un 50 %.
- Transmisión: el embrague de un vehículo de combustión cuenta con muchas más piezas que un vehículo eléctrico, en el cual el embrague desaparece. Así, el mantenimiento de la opción eléctrica es menor.
- Regulaciones ambientales: los vehículos de combustión modernos deben cumplir con estrictas normas de emisiones, lo que significa sistemas de control de emisiones más complejos y costosos de mantener.
Mantenimiento de vehículos eléctricos
Los vehículos eléctricos ofrecen un modelo de mantenimiento radicalmente diferente, gracias a su simplicidad mecánica y eficiencia energética:
- Menos partes móviles: un motor eléctrico tiene significativamente menos partes móviles que un motor de combustión. Esto reduce la frecuencia y el coste de mantenimiento, ya que hay menos componentes que pueden desgastarse o fallar.
- Neumáticos: los vehículos eléctricos tienen un menor desgaste de neumáticos, pastillas de freno y discos que el que sufren los vehículos diésel o gasolina, gracias a su transmisión y a su sistema de frenado regenerativo, entre otros factores. Y es que los sistemas de frenado regenerativo recuperan energía durante la desaceleración, reduciendo el desgaste en los frenos y, por lo tanto, disminuyendo los costes de mantenimiento relacionados.
- Mantenimiento del sistema de baterías: aunque el mantenimiento del sistema de baterías es una consideración única para los vehículos eléctricos, éste no requiere mantenimientos programados más allá de inspecciones visuales.
- Amortiguación y refrigeración: estos elementos resultan ser más complejos en vehículos eléctricos que en los vehículos de combustión interna, por contrapartida a aquellos que se han visto anteriormente. Así, requieren un mayor mantenimiento o, en algunos casos, el mismo que el de los vehículos térmicos.
Comparación de costes
Los vehículos eléctricos pueden ofrecer ahorros significativos en mantenimiento en comparación con los vehículos térmicos. Ahorros que provienen principalmente de la reducción en el mantenimiento del motor y los sistemas de escape, así como de menores gastos en reparaciones y reemplazos de componentes mecánicos.
Los vehículos eléctricos ofrecen una promesa considerable en términos de reducción de gastos, no solo a través de menores costes de combustible sino también mediante significativas reducciones en el mantenimiento. Aunque el precio inicial de los vehículos eléctricos puede ser más alto, el ahorro a largo plazo en mantenimiento y operación supone un convincente argumento para su adopción.